martes, 6 de agosto de 2013

COLUMNA

En 10 Líneas
Por: Pedro Gómez

* No quiero la muerte del que muere... convertíos pues y viviréis. 

Hace años escribí sobre este tema. Hoy lo leí en un libro harto conocido, muy cuestionado, pero siempre útil.

Es como la muerte en vida... "No quiero la muerte del que muere". Es decir es alguien vivo, que está muriendo y que morirá definitivamente. Una muerte en otra muerte.

Están de moda las películas de zombies. Los muertos vivos. La última que vi era con Brad Pit. Es como si la humanidad mirara al espejo e intentara denunciar algo que sabe que ocurre pero nadie hace nada. La humanidad considera la muerte como vida y por ello vive muriendo.

Vivimos rodeados de muertos que caminan. Seres humanos hundidos en la ira, la depresión, el dolor. Corrompiéndose para obtener ganancias en dinero, ejercer el poder, permanecer en el trabajo, seducir a cuantas o cuantos puedan, obrando en violencia para dominar, vender drogas, apoderarse de tierras y hasta para imponer la ley y hacer su voluntad a cualquier precio.

Son muertos vivientes como los de las películas de zómbies, actuando su propia película cuyo final, no siempre será feliz.

Alguna vez escuché a Sergio Dávila comentar que en el mundo había 3 tipos de personas: Los vivos vivos, los vivos muertos y los muertos muertos. Es decir, los que están conscientes de las equivocaciones que les han hecho daño y luchan diariamente por ser mejores para cambiar su corazón y se apartan de la guerra, las drogas, la ira, la violencia, la mentira, el adulterio, el alcoholismo, las desviaciones sexuales, los celos, el robo, el abuso de poder, el gozo ante el dolor ajeno y se esfuerzan por llenarse de buenos pensamientos, perdonando a quienes les hacen daño, siendo fieles, sin ira, alejándose de las drogas.

Mencionar las actitudes humanas que destruyen y clasificarlas así, es consecuencia del efecto que provocan en el espíritu del hombre. El que se droga se arrepiente, pero no para, igual que quien bebe alcohol. Quien tiene sexo por placer y utiliza a otro ser humano, se arrepiente aunque no se detiene. La ira, violencia y mentira cuando se presentan quien las practica sabe que está mal pero lo repite. Y quien ya no siente arrepentimiento ni dolor, es porque su corazón se ha endurecido y su entendimiento entenebrecido. Ve lo malo como algo natural engendrando una sociedad de sociópatas, muertos en vida.

De la llenura del corazón habla la boca, nadie puede dar lo que no tiene, dad y se os dará. Renovaos por medio de la transformación del entendimiento. Todas son frases sueltas que no tienen sentido a menos que se practiquen, entonces tendremos un mundo de vivos, vivos y no muchos medios muertos.

La línea completa de arriba dice así: No quiero la muerte del que muere, dice Dios, convertíos pues y viviréis.

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